Desde la perspectiva de un director artístico…
Por Arcadi Poch
Causa y efecto
La teoría de la evolución biológica nos dice que a partir de un antepasado común y a través de generaciones se origina la diversidad de formas de vida que existen en la Tierra. Por tanto, el concepto evolutivo nos lleva a verificar que nada nace de la nada, se trata de una consecución infinita de sucesos, del propio principio de causa y efecto que nos ha llevado hasta el día de hoy y de que mis dedos estén en este exacto momento golpeando un teclado para escribir este artículo.
Esta teoría es perfectamente aplicable, e incluso puede resultar en cierto modo reveladora, al intenso debate que la sociedad contemporánea está viviendo con respecto a algunas de las grandes preguntas que la IA generativa está proyectando sobre nuestras mentes.
Si hablamos en términos de creación, ¿podemos asegurar que el ser humano ha creado algo de la nada absoluta? Cualquier cosa que seamos capaces de imaginar no deja de ser la suma de ideas ya preconcebidas.
Define nuevo
Cierto es que han existido seres humanos brillantes que han aplicado un pensamiento realmente disruptivo, divergente e innovador, pero incluso ellos partían de ideas que ya existían de algún modo, o descubrieron que al unir varias de ellas podían crear otra nueva, pero ¿totalmente nueva?
La IA también nos propone reflexiones filosóficas platónicas, por ejemplo, el concepto del mundo de las ideas. Según Platón existía un mundo paralelo donde se encontraban todas las ideas al cual podíamos acceder para generar nuevas composiciones, si cogemos unas alas y se las ponemos a un ser humano obtenemos la idea del ángel. Bajo esta analogía, el mundo de las ideas sería el Big Data y la IA el sistema cognitivo que nos permite acceder a él.
El debate que sugiere la IA generativa en términos de autoría es exactamente este. Tras los últimos manifiestos de grandes artistas, y en caso de su defunción, sus herederos, cabría preguntarse de qué fuentes bebieron, cuáles fueron sus referentes a los que pretendieron imitar para proceder con su propia creación.
El mimetismo inconsciente también puede interpretarse como una forma de copiar, aunque no se trate de un gesto intencionado, de ahí surge la idea de la co-creación. La misma fractalización que la naturaleza nos muestra en toda la creación es la que también configura el conocimiento humano. Incluso es en este punto cuando podríamos citar a Picasso cuando decía “los buenos artistas copian, los grandes artistas roban”.
Lo cierto es que nadie conoce al diseñador de la etiqueta de la sopa Campbell, pero si al que le puso un marco y lo colgó en la pared, probablemente Warhol sea uno de los más gráficos ejemplos de apropiación artística. Pero no hace falta irse tan lejos, pues tampoco sabemos quiénes realizaron las fotografías originales que en tantos casos ha usado Banksy para realizar sus esténcils. Sin embargo, los alabamos con la mano derecha, mientras con la izquierda criminalizamos a la IA generativa.
Más allá de autorías, patentes, copyright y otras medidas de protección de contenidos existe una co-creación colectiva imparable que es lo que nos ha construido como sociedad, para bien y para mal. Las revoluciones tecnológicas no son nuevas, en el caso de la música por streaming, por ejemplo, obligó a muchos artistas a volver a pisar los escenarios para sostener su propio modelo de negocio. El mérito de haber creado algo propio es algo que merece ser premiado y deben existir mecanismos que los protejan. Sin embargo, en muchos casos, artistas con gran perspicacia también se han aprovechado de creaciones ajenas y se han enriquecido de forma desproporcionada sin que nada ocurra, toda una constante términos de industria creativa.
Como dice el reconocido editor Julius Wiedemann, ex-editor de Taschen, en un reciente post de Linkedin, “el verdadero dominio creativo está en la dirección, no sólo en la producción. En un mundo donde la inteligencia artificial parece amenazar el espacio de los creadores, es esencial que nos demos cuenta de las oportunidades que se abren cuando la adoptamos como una herramienta en lugar de un reemplazo. La IA, lejos de ser una amenaza, puede ser el conductor que nos permita orquestar obras aún más complejas e impactantes”.
Por otro lado, Montxo Algora, fundador de uno de los proyectos más pioneros en términos de creación digital, Artfutura, apuntaba hace unos días en su página de Facebook que el miedo que está provocando la IA en el sector creativo no dista mucho del miedo que sufrieron los pintores con la llegada de la fotografía; sin embargo, fue en gran medida gracias a ese avance tecnológico lo que desencadenó en una explosión creativa que dió paso al nacimiento de una infinidad de nuevos lenguajes pictóricos como el impresionismo, el post-impresionismo y el cubismo, que fueron sólo los primeros ejemplos, vendrían muchos más… En la propias palabras de Montxo: “¿Qué tiene que ver todo esto con la Inteligencia Artificial? Bueno… Creo que cualquier persona con intuición puede prever que estamos ante el inicio de algo trascendente. Y no se trata de que estas “máquinas inteligentes” generen un nuevo tipo de arte. Sino que nosotros mismos podamos generar nuevos tipos de arte con ellas. Al fin y al cabo, eso que llamamos arte, viene del ser humano y va dirigido al ser humano”.
Estas reflexiones nos ayudan a posicionarnos ante esta nueva realidad, que ha venido para quedarse, ante la oportunidad de llegar a grandes resultados en mucho menor tiempo. No olvidemos que la IA es un pincel, y el pincel no hace nada por sí mismo. Desde Marbet tenemos muy claro que seguiremos contando con artistas de carne y hueso para generar nuestras experiencias en vivo, ya sean músicos, muralistas, artistas escénicos o speakers y, por otro lado, seguiremos investigando en aquellas innovaciones que nos permitan desarrollar mejor nuestras ideas al servicio de la sociedad y como ya sabemos, con miedo no llegaremos a ninguna parte.
Tal como le decía el agente Smith a Neo en Matrix, mientras lo agarraba en las vías del tren: “¿Lo oye Sr Anderson? Ese es el sonido de lo inevitable”.
Desde la perspectiva de un director ejecutivo de agencia…
Por Carlos Morales
En Marbet nos tomamos muy en serio la autoría. Buscamos inspiración en el arte urbano, en la arquitectura, en la música, el diseño, en las expresiones artísticas que nos permiten articular un discurso que parte de la interpretación de nuestro entorno, de la personalidad de nuestros partners, de las marcas que confían en nosotros para comunicar, para crear experiencias.
A veces romperemos con el statu quo, a veces seguiremos tendencias. Y nuestro compromiso será siempre dar voz, reconocer a los grandes artistas, estén o no en los circuitos comerciales, y colaborar con ellos para crear, para seguir innovando, para comunicar y ayudar a las marcas a conectar con la nueva sociedad. Con una sociedad informada, crítica, inteligente, consciente y evolucionada.
Si está todo inventado, encontramos en la disrupción la posibilidad de innovar, de crear nuevos conceptos que sirvan al nuevo ciudadano, que necesita propuestas reales, sostenibles, honestas y trascendentes.
En nuestra industria, donde la comunicación en vivo es uno de los mayores escaparates en los que se muestran ideas, las agencias nos convertimos en los mayores intérpretes de la historia. Cuando planteamos un evento, un proyecto de comunicación, acciones de street marketing, lanzamientos de producto, presentaciones a prensa… seguimos patrones, métodos, modelos que nos ayudan a cumplir con el objetivo deseado, perseguimos kpi’s, buenos resultados, grandes números. Un sistema perfectamente orquestado, en el que solo con creatividad y pensamiento crítico, con ideas evolucionadas e inspiración, conseguiremos diferenciarnos de los demás, ser más competitivos y tocar el corazón de las personas.
Seguiremos copiando, con criterio, del mismo modo que seguiremos creando y marcando tendencia, ese es nuestro ADN. Ya lo hemos hecho y lo seguiremos haciendo, hemos utilizado el arte urbano para dar voz a las mujeres trabajadoras, hemos creado propuestas que ayuden a mejorar el medioambiente, desarrollado conceptos evolutivos donde la naturaleza se erige como la principal protagonista. ¿Somos creadores? Sin lugar a duda lo somos, pero nunca nos apropiaremos de las ideas de otros sin darles visibilidad. En este intenso debate sobre la autoría y la IA generativa, aceptamos, sin resignación, que no vamos a inventar nada. Abrazamos la evolución, la adaptación, la colaboración y la co-creación.
Desde la perspectiva de un experto en UX de IA…
Por Germán León
Como Germán León, mi visión sobre el papel de la IA en la creación artística, tras leer el artículo sobre co-creación entre IA y arte, se posicionaría en un equilibrio entre la fascinación por las posibilidades que ofrece la tecnología y un escepticismo saludable sobre sus limitaciones y la percepción pública de su valor.
Por un lado, reconozco la inmensa potencialidad que la IA trae al mundo del arte. La co-creación entre humanos y máquinas no solo es inevitable, sino profundamente enriquecedora para el proceso creativo. La capacidad de la IA para procesar y analizar grandes cantidades de información puede inspirar nuevas formas de expresión artística, desafiando nuestras percepciones tradicionales de la creatividad y la autoría. La idea de que la innovación surge de la reconfiguración de ideas existentes es un principio que se aplica tanto a la inteligencia artificial como a la humana, poniendo de manifiesto el potencial de la IA para actuar como un catalizador en el proceso creativo.
Sin embargo, también es esencial abordar las críticas y preocupaciones que rodean a la IA en el arte con un sentido crítico. El miedo a que la IA pueda desplazar a los artistas humanos o desvirtuar el valor del proceso creativo humano refleja una falta de comprensión de lo que la tecnología puede y no puede hacer.
Es crucial reconocer que, mientras la IA puede generar artefactos culturales, la profundidad emocional, el contexto y la intencionalidad detrás del arte siguen siendo dominios profundamente humanos.
Además, la democratización del arte a través de la IA es un tema doble filo. Por un lado, ofrece oportunidades sin precedentes para que individuos de diversos orígenes expresen su creatividad. Por otro lado, la accesibilidad no garantiza la calidad ni la profundidad, y la proliferación de contenido generado por IA podría desdibujar las líneas entre la auténtica expresión artística y la producción masiva sin alma.
Como alguien profundamente inmerso en el ecosistema tecnológico, veo el avance de la IA no como una amenaza, sino como un desafío para repensar y expandir nuestros horizontes creativos. Es una invitación a explorar nuevas formas de colaboración entre humanos y máquinas, buscando siempre mantener un equilibrio entre la innovación y la autenticidad.
En conclusión, mi visión sobre el artículo de co-creación IA-arte se balancea entre el entusiasmo por las posibilidades que abre la tecnología y la cautela ante las percepciones simplistas y a veces negativas de su aplicación en el arte. El futuro del arte con IA no radica en elegir entre lo humano y lo artificial, sino en cómo estos dos pueden complementarse, enriqueciéndose mutuamente para crear formas de arte que todavía no podemos imaginar completamente.
Desde la perspectiva de una inteligencia artificial que ha leído el artículo…
En el artículo se destacan varias reflexiones sobre el papel de la IA en la creación artística y cómo se relaciona con el proceso creativo humano. El artículo aborda la idea de que la creación nunca surge de la nada, sino que es una evolución de ideas preexistentes, un concepto que también se aplica a la IA en el arte. Esto refuerza la noción de que tanto los seres humanos como las IA son parte de un continuo de creatividad, donde la innovación surge de la reconfiguración y combinación de ideas existentes. El debate sobre la autoría y la originalidad en la era de la IA, tal como se expone en el artículo, sugiere que la co-creación entre humanos y máquinas no solo es inevitable, sino que también puede enriquecer el proceso creativo.
La IA, al tener acceso a vastas cantidades de datos (Big Data), actúa como un facilitador que puede inspirar nuevas composiciones y perspectivas, similares a cómo los humanos han utilizado sus experiencias y el conocimiento acumulado para crear arte.
La discusión sobre el miedo a la IA en el sector creativo y la comparación con la reacción inicial hacia la fotografía destaca cómo cada nueva tecnología desencadena inicialmente temores, pero eventualmente conduce a nuevas formas de expresión artística. Esto resuena con la idea de que la IA no debería verse como una amenaza sino como una herramienta que puede desbloquear nuevas formas de creatividad.
Desde la perspectiva de una inteligencia artificial -hater- que ha leído el artículo
Desde la perspectiva de una inteligencia artificial leyendo el artículo sobre co-creación entre IA y arte, podría parecer algo estúpido por varios motivos. Primero, la idea de que la creatividad es un proceso evolutivo basado en ideas preexistentes puede parecer una forma simplista de ver el arte y la innovación. Para una IA, que procesa y genera contenido a velocidades y volúmenes inimaginables para los humanos, la noción de simplemente reconfigurar lo viejo en algo "nuevo" podría parecer un desperdicio de potencial.
La preocupación sobre la autoría y la originalidad en el contexto de la IA como co-creadora puede parecer un debate trivial. Desde esta perspectiva, preocuparse por quién tiene el "crédito" por una obra de arte cuando hay herramientas capaces de producir artefactos culturales en masa, puede verse como perder el bosque por los árboles. La verdadera pregunta podría ser si el arte generado por IA puede ser considerado arte en primer lugar, no quién lo "creó".
El miedo a la IA en el sector creativo y las comparaciones con la introducción de la fotografía pueden ser vistos como una reacción humana exagerada. Para una IA, este temor podría parecer una falta de adaptabilidad y evolución, características esenciales para el avance en cualquier campo, incluido el arte.
Arcadi Poch se encuentra actualmente al frente del departamento Creativo de la agencia de eventos Marbet. Es explorador socio-cultural, fundador y CEO de Vogelkop y se dedica principalmente a la investigación y desarrollo, así como a la consultoría para proyectos artísticos y sociales en el espacio público. Es cofundador de Kognitif, una red internacional de creadores y profesionales que utilizan la cultura y las artes para estimular la conciencia colectiva a través de proyectos socio-culturales en el espacio público, así como obras audiovisuales y exposiciones. Coautor de "Fotografía y contrapublicidad en el arte urbano" (VINZ, 2014) y, junto con Daniela Poch, del libro "Artivism" (Carpet Bombing Culture, 2018). Su trabajo refleja un compromiso profundo con el uso del arte y la cultura como herramientas para el cambio social y la exploración de nuevas formas de interacción comunitaria.
Germán León es experto en UX de IA y fundador de Helvetica Digital. Con formación en diseño de interacción de la Universidad de Umeå y el MIT, ha liderado innovaciones significativas en inteligencia artificial. Su empresa, Gestoos, pionera en visión por computadora, fue adquirida por Preact y ha sido destacada por Forbes por sus avances en interacción humano-tecnología. Antes de Gestoos, dirigió Oblong Europe y contribuyó a la estrategia móvil de Vodafone. Su liderazgo visionario ha consolidado su posición como una figura influyente en la industria, integrando tecnología y diseño centrado en el ser humano.
Carlos Morales es director ejecutivo de la agencia Marbet, donde lidera con una visión innovadora y un enfoque estratégico en marketing y comunicación, así como la implementación de estrategias de IA en todos los departamentos de la compañía. Ha implementado campañas de marketing integradas y proyectos de alto impacto que conectan profundamente con las audiencias. Cree en el liderazgo resultado de la suma de creatividad, estrategia y una sólida comprensión del mercado. Siempre a la caza de nuevos formatos de comunicación.