Martí Patxot Cardoner, director general de Avante Catalunya
El 2024 que hemos dejado atrás hace unos días ha sido, sin lugar a duda, el año de la adopción de la IA Generativa en nuestras vidas y en nuestros trabajos. Durante este año hemos aprendido qué es esto de la IA Generativa, más o menos lo hemos entendido, hemos empezado a jugar con la tecnología y nos hemos podido hacer una pequeñísima idea de hacia dónde nos llevará.
A nivel personal, por ejemplo, hemos tirado de ella para que nos planifique una escapada de 2 días en familia para conocer lo más interesante de una ciudad o para hacer vídeos narrados con fotos y música para celebraciones de aniversario. A nivel laboral, la hemos utilizado para que nos redacte actas y resúmenes de reuniones grabadas por audio, para traducir documentos, para generar informes basados en diferentes fuentes de datos, para realizar brainstorming, para automatizar y optimizar procesos que mejoran la eficiencia y reduzcan los costes… ¡Las oportunidades son interminables!
Haciendo balance, creo que no ha habido ninguna otra cosa que me haya generado tanta FOMO como la IA. Diría más, de todos los avances y novedades tecnológicas que hemos vivido en los últimos tiempos (Bigdata, Realidad Aumentada, Criptomonedas, NFT, Metaverso, etc…), solo con la IA he sentido el deseo y la necesidad de estar continuamente interesado por lo que hace mi competencia. Y he tenido una sensación constante de ir siempre tarde en el proceso de entender, adoptar e interiorizar la IA en nuestro negocio, el de las agencias de medios. Este miedo a estar ausente responde a que en todas las sesiones, seminarios o jornadas a las que he asistido, en los artículos, tertulias, podcast o noticias que he consumido al respecto, todas las y los especialistas coinciden en una cosa: que la IA no es una moda pasajera, sino que ha venido para quedarse y transformará todos los negocios en cualquiera de los sectores de actividad donde trabajemos.
Ha llegado el momento de interiorizar esta tecnología para que nuestras empresas tengan viabilidad en un futuro próximo. Las y los expertos insisten en que no es un tema de futuro, sino de presente. Nos toca ocuparnos de la IA, con prudencia, sin prisa, pero sin pausa. Porque la IA, después del vapor y de la electricidad, es la nueva tecnología de uso general que afectará a la mayoría de los sectores económicos y sociales. Va a ser una carrera de fondo, con obstáculos y con mucha incertidumbre de hacia dónde evolucionará y nos llevará. ¿Estamos preparados para adoptar la IA en nuestros negocios y vidas? ¿Cómo va a afectar a nuestras empresas? ¿Podrá llegar a remplazarnos en nuestro trabajo? Yo estoy convencido de que la IA no viene a substituirnos, sino a complementarnos. A ayudarnos a mejorar nuestras debilidades y a impulsar nuestras fortalezas.
La IA es y será más inteligente que las personas en muchas dimensiones como la capacidad de cálculo, amplitud de conocimientos, acumulación de datos de experiencias diversas… Nuestro reto residirá en supervisarla de forma correcta y saber utilizarla para potenciar todo aquello que significa ser humano. La inteligencia emocional, la interacción humana o la gestión de personas serán cualidades que una máquina no podrá replicar.
Esta nueva revolución tecnológica, la que nos toca vivir en el siglo XXI, ya está en marcha y ha venido a cambiar nuestras vidas.