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Beatriz Martín (Fundación Fad Juventud ): “La juventud valora marcas que contribuyen de manera positiva a la sociedad”

Son también las marcas “que son transparentes y que muestran un interés real por las causas que les mueven: sostenibilidad, igualdad de género, justicia social…” Porque para Beatriz Martín Padura, que lleva muchos años trabajando con y para los jóvenes, la juventud es una “generación comprometida, consciente de los desafíos globales y locales a los que nos enfrentamos”.  

Como directora general de la Fundación Fad Juventud, le apasiona conocer en profundidad las percepciones juveniles sobre los temas que les afectan, oír su voz y sus opiniones. Y confiesa que la juventud de hoy se enfrenta a un clima de incertidumbre muy particular, marcado por barreras como la baja empleabilidad, la salud mental, la violencia de género o los salarios precarizados. 

En nuestra sección REFERENTES, que trata de poner en valor a la mujer desde el punto de vista profesional, asegura que “es fundamental que las marcas reconozcan la diversidad de la juventud y adapten sus mensajes a esa pluralidad de identidades, intereses y experiencias”. La entrevista fue publicada en versión reducida en el número 511 de la edición impresa 

Personal 

¿Cómo te autodefinirías?  

Defensora de la juventud, feminista, comprometida, perfeccionista, optimista por naturaleza, valiente y con mucho tesón. 

¿Por dónde te gustaría perderte?  

Viajando por el mundo. 

¿Cuáles son tus referentes femeninos y masculinos en el sector?   

En el tercer sector el trabajo colectivo tiene más valor que las contribuciones personales, por lo que más que referentes individuales, me fijo en organizaciones que estamos remando en la misma dirección. 

¿En quién te inspiras?  

Me encanta buscar inspiración en diferentes personas, de uno aprendo sobre su empatía, de otra sobre su discurso articulado, de otro de su operatividad y visión estratégica…

Es difícil que una sola persona englobe todo, pero si tuviese que citar algún personaje público, me encanta cómo habla Obama. 

¿Cuál es tu cita o frase de cabecera?  

“Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo” de Albert Einstein. Es algo que trato de aplicar en mi día a día. 

¿Cuáles son tus aficiones culturales y deportivas?  

Soy mujer de muchas aficiones, tanto artísticas y manuales, como deportivas. He sido piloto de vuelo sin motor, he buceado y he hecho deportes de riesgo cuando era más joven, pero las lesiones del pasado me han relegado a actividades más pausadas como el yoga o el golf. Me encanta el arte contemporáneo y la arquitectura. Me gusta trabajar con las manos:  cerámica, diseñar y coser… 

Si pudieras cambiar de profesión, ¿qué te gustaría ser?  

Arquitecta, pero ya cambié de profesión hace 20 años, y la verdad es que dedicarme al tercer sector es lo que me produce una auténtica satisfacción. 

  

Profesional 

 

¿Coméntanos tu trayectoria profesional y las dificultades que tuviste como mujer? ¿Se han cumplido tus sueños?  

He trabajado 20 años en Recursos Humanos y Diversidad. He abogado mucho -desde diferentes puestos directivos- por ambos temas porque, tanto la gestión de personas como la diversidad, solían estar en un lugar menos importante que otros temas y otras áreas de negocio o funcionales.  

Fueron unos años maravillosos pero es cierto que en ese periodo, en los años 90 y 2000 no había muchas mujeres directivas y nos sentíamos un poco solas pero muy identificadas con la causa feminista, en un clima de sororidad.  

Poco a poco, el valor de la inclusión del diferente empezó a ser una causa significativa en mi vida y, tras esos primeros 20 años hice un cambio drástico de carrera, casi empezando de cero en el sector social por pura motivación, por contribuir a un mundo más justo, más equitativo, libre de violencias, más saludable… ¡Y puedo decir que se han cumplido mis sueños profesionales! Llevo 19 años en el tercer sector, los últimos siete de ellos en Fad Juventud y espero jubilarme aquí.  

Aprender, seguir formándome y asumir retos profesionales ha sido una constante en mi vida y no me puedo quejar de los resultados, pero también hay mucho esfuerzo en ello. 

En general, el camino profesional ha sido difícil para muchas mujeres. ¿Cuándo se romperá el techo de cristal? 

El techo de cristal no se romperá de manera automática ni con el paso del tiempo; requiere de un compromiso constante de la sociedad, del sector privado y las políticas públicas. Para romperlo, es necesario que las organizaciones adopten medidas reales y efectivas para promover la igualdad de oportunidades, no solo en el acceso a los puestos de trabajo, sino también en la toma de decisiones y en las oportunidades de liderazgo. También es vital combatir los estereotipos de género y fomentar una cultura que valore la diversidad en todos los niveles.  

Aunque hemos avanzado, aún queda mucho por andar. Es crucial que las mujeres ocupemos espacios de liderazgo, no solo por acceder al poder -que es fundamental-, sino por lo que ello representa en términos de visibilidad y referencia para las generaciones futuras. Ver mujeres en posiciones de decisión permite que niñas y jóvenes visualicen su potencial sin las limitaciones impuestas por los roles de género tradicionales.   

También es importante pensar en la gran mayoría de las mujeres que no van a llegar a esos puestos de liderazgo y preocuparse por los puestos precarizados, los que mayoritariamente ocupan mujeres, porque no se trata de que lleguemos unas pocas, sino todas y en todos los sitios. Y que los discursos crecientes contrarios a la igualdad no sigan proliferando. 

¿Qué aporta la mujer en el trabajo frente al hombre? 

No se trata de lo que la mujer aporta frente al hombre, sino de lo que la diversidad en su conjunto aporta a los entornos laborales. Las mujeres deben estar presentes en todos los niveles, no porque su aportación difiera de la de los hombres, sino porque una sociedad justa requiere que todas las personas tengan oportunidad de ocupar espacios en los que contribuir.  

Cuando se integran distintas voces, tanto de mujeres como de otros colectivos históricamente discriminados, se amplían las perspectivas y se generan soluciones más innovadoras y efectivas. No es cuestión de comparar, sino de asegurar que los equipos sean representativos de la sociedad en su conjunto. 

Visiones feminizadas, que pueden ser compartidas tanto por hombres como por mujeres, han estado tradicionalmente más centradas en el cuidado de las personas y el planeta, con un enfoque menos competitivo y más cooperativo.  

Te incorporaste a FAD Juventud como directora general en 2018, ¿qué evolución ha tenido la Fundación desde entonces?  

Pues ha cambiado bastante. En primer lugar, citaría el cambio en el posicionamiento y denominación social, proceso en el que todavía estamos inmersos. También hemos llevado a cabo una profunda transformación digital y foco en la innovación para ser más eficientes y dinámicos. Eso también ha conllevado un profundo cambio cultural y relevo generacional. Por otro lado, hemos duplicado nuestros ingresos haciéndonos más sostenibles por medio de la diversificación de ingresos. 

Uno de los cambios más importantes fue el cambio de denominación de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción por el actual de FAD Juventud , ¿a qué fue debido?  

Esta denominación social representa mejor nuestra contribución a la sociedad y la diversidad de actividades que realizamos, fomentando el bienestar y desarrollo juvenil y no solo la prevención de adicciones. Pero para nosotros era importante no perder el alto conocimiento de la institución y reputación que habíamos conseguido tras más de 30 años de trabajo, y en eso seguimos trabajando cada día. 

¿Qué objetivos y retos se persiguen desde FAD Juventud y qué principales actividades desarrollan? 

Nuestro propósito es mejorar la calidad de vida y el bienestar de adolescentes y jóvenes en un sentido amplio: los desafíos del mundo digital, el malestar emocional, el desempleo, otros riesgos psicosociales, la falta de participación juvenil o la necesidad de reducir las violencias, entre otros. Y lo hacemos desde el análisis de su realidad y percepciones, que es la base de nuestras actuaciones; con programas de prevención de riesgos psicosociales (adicciones, violencias, desinformación, etc.) y de desarrollo de habilidades para la vida y para el empleo; y poniendo en marcha acciones de advocacy -a través fundamentalmente de campañas de sensibilización- para lograr mayor foco en la juventud. 

¿Qué logros se han conseguido en los últimos años?  

Llegar a más de cien mil personas con nuestros programas de intervención (50 diferentes gracias al apoyo de instituciones públicas y privadas); a más de cien mil que se interesan por la investigación que realizamos, incluidos los medios de comunicación, para quienes somos una fuente rigurosa y fiable de datos sobre la realidad juvenil; y a casi cuatro millones que han visto nuestras campañas, que podemos realizar gracias al apoyo de los medios de comunicación. Nos sentimos orgullosos de nuestra labor en países como Nicaragua, el Salvador y Colombia donde ponemos foco en la cultura de paz y el apoyo a mujeres y jóvenes vulnerables. 

¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo? ¿Y qué es lo que te lleva de cabeza?  

Me apasiona conocer cada vez más en profundidad las percepciones juveniles sobre los temas que les afectan, oír su voz y sus opiniones. Y me lleva de cabeza la sostenibilidad futura de los programas que realizamos. 

¿Cómo definiría a los jóvenes en el momento actual? ¿A qué problemas se exponen? 

La juventud de hoy encarna una generación comprometida, consciente de los desafíos globales y locales a los que nos enfrentamos. Destacaría no sólo su compromiso, sino también la implicación en movimientos sociales, particularmente en temas como el cambio climático y la igualdad de género. Según señala el Informe Juventud en España de 2020 del INJUVE, el interés político de la juventud ha incrementado en un 40%, destacando este compromiso con cuestiones fundamentales como la educación, el trabajo, la vivienda, la igualdad, etc.  

No podría dejar de mencionar la resiliencia como una característica fundamental de su generación. La juventud de hoy enfrenta un clima de incertidumbre muy particular, marcado por barreras estructurales que dificultan en muchas ocasiones su desarrollo. Tasas muy bajas de empleabilidad, escasez de vivienda, la salud mental, la violencia de género, las dificultades de emancipación, salarios precarizados, son algunos de los desafíos a los que se enfrenta.  

Con todo, y si bien estas barreras forman parte del contexto de esta generación, lo que realmente pondría en valor es su capacidad de sobreponerse a ellas. A través de la movilización social, del activismo digital, la participación en la vida pública, la juventud está encontrando formas creativas e innovadoras de afrontar sus desafíos.

Su capacidad de resiliencia no solo les permite adaptarse a las dificultades, sino también impulsar cambios que benefician a la sociedad en su conjunto.  

¿Cuáles son las claves para que las marcas se acerquen a este colectivo? 

Para que las marcas consigan conectar con la juventud, es fundamental que adopten un enfoque alineado con los valores y preocupaciones que este colectivo prioriza. ¿Y qué es lo que realmente priorizan? No se trata solo de productos o servicios, sino de un propósito claro y auténtico. La juventud valora marcas que contribuyen de manera positiva a la sociedad, que son transparentes y que muestran un interés real por las causas que les mueven: sostenibilidad, igualdad de género, justicia social… 

La coherencia también es un componente clave. Las estrategias de marketing vacías o superficiales se detectan con mucha facilidad, y son rechazadas. Las marcas deben demostrar con hechos que lo que dicen está alineado con lo que hacen, y la autenticidad se ha vuelto indispensable para establecer una conexión genuina.  

Además, la comunicación con los y las jóvenes no debería ser en ningún caso unidireccional. Generar espacios de diálogo y participación es esencial, permitiendo que se sientan escuchados y parte activa. Las redes sociales son ideales para fomentar esta interacción, ya que permite un intercambio más horizontal.  

Por último, es fundamental que las marcas reconozcan la diversidad de la juventud y adapten sus mensajes a esa pluralidad de identidades, intereses y experiencias.  

¿Cómo cree que los jóvenes son tratados en la publicidad? ¿Es adecuada la imagen que se transmite de ellos? 

La representación de la juventud en la publicidad ha mejorado considerablemente en los últimos años. Cada vez más marcas se esfuerzan por reflejar la diversidad de esta generación y por captar sus intereses y preocupaciones de manera más auténtica. Ya no se les ve solo como consumidores pasivos, sino también como personas activas y comprometidas.  

Dicho esto, aún existen campañas que recurren a estereotipos simplificados o tratan a los y las jóvenes como un grupo homogéneo, ignorando la pluralidad de sus realidades. A veces se les asocia principalmente con la tecnología o la moda, sin tener en cuenta su capacidad de movilización, su creatividad, etc. 

La Fundación que dirige apuesta por la realización de numerosas campañas de publicidad de concienciación, ¿qué balance puede hacer de ellas?  

Nos sentimos orgullosos de nuestra capacidad para poner temas en la agenda social y pública a través de la sensibilización. Tenemos más de 60 campañas a nuestras espaldas y un equipo experto y comprometido. Pero sin duda sin el apoyo de los medios de comunicación y las agencias de publicidad esto no se hubiera podido llevar a cabo. Somos unos privilegiados y queremos transmitir nuestro profundo agradecimiento. 

Desde hace años mantienen un acuerdo con la Asociación de Creatividad Transformadora para la realización de esas campañas, ¿en qué consiste?  

Cada dos años nos asignan una agencia de publicidad que de forma gratuita diseña nuestras campañas de sensibilización. Estos años hemos extendido el periodo con Pink y no podemos sentirnos más privilegiados, porque su trabajo es impecable e impactante. 

El cambio hacia un modelo más responsable y sostenible del mundo es tarea de todos, pero ¿cree que los jóvenes están apostando por ello?  

Sin duda. La juventud está liderando muchos de los cambios hacia un modelo más responsable y consciente. Es una generación que valora la sostenibilidad, la equidad y el bienestar colectivo, lo que se refleja en su forma de consumir, actuar y movilizarse.  

En particular, esto se evidencia en su lucha activa contra el cambio climático. Movimientos como Fridays for Future o Extinction Rebellion han sido impulsados y liderados por jóvenes, quienes no solo exigen cambios a gobiernos y empresas, sino que también ajustan sus hábitos para alinearse con principios más sostenibles.  

Su liderazgo en estos movimientos es indiscutible, pero es necesario que sus esfuerzos sean respaldados por políticas efectivas y el apoyo de otros sectores de la sociedad para que sus esfuerzos tengan un mayor impacto.

La responsabilidad es compartida, y para que el cambio social sea real y duradero, es crucial que el compromiso de la juventud esté respaldado por políticas y acciones concretas a nivel global.  

Estamos inmersos en una situación convulsa (pandemia, guerra, inflación, …) que trastoca la economía y por ende todas las actividades. ¿Qué opinas al respecto?  ¿Qué lecciones debemos aprender? 

El mundo atraviesa una etapa de gran incertidumbre y transformación, donde múltiples crisis han desafiado nuestras estructuras económicas, sociales y personales. Estas circunstancias han puesto en evidencia la fragilidad de nuestros sistemas, afectando no solo a la economía, sino también a la salud mental, a las relaciones interpersonales y a las oportunidades de desarrollo. Además, han acentuado las desigualdades ya existentes, generando un contexto aún más difícil para quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad.  

A pesar de ello, estas crisis también nos han dejado lecciones importantes. Hemos aprendido lo fundamental de la resiliencia colectiva y de la solidaridad. La capacidad de adaptación y de cooperación, tanto a nivel local como global, ha sido crucial para enfrentar estos desafíos. También ha quedado claro que la inversión en sistemas públicos de salud, educación y protección social es esencial para resistir futuras crisis.  

Además, es fundamental replantear nuestras prioridades como sociedad. La economía no puede ser vista únicamente a través de la lente del crecimiento, sino también del bienestar y la equidad. Debemos fomentar los empleos dignos y sostenibles, garantizar el acceso a bienes esenciales como la vivienda y la energía, y construir sistemas más justos que protejan a las personas en situaciones de vulnerabilidad.