Lo rápido y lo extenso, o cómo hablar de Hegel y Tik Tok en un mismo artículo

Por Astrid Altadill

Si hay algo que la historia nos ha enseñado es que todo es cíclico. Y no lo digo yo: lo dicen todas las vueltas: desde la de ‘’Los Hombres de Paco’ o ‘Física o Química’, pasando por la de los pantalones de campana, los tamagotchis o los relojes de la marca Casio. Pero sobre todo, esto lo dice (o más bien lo decía) Georg Wilhelm Friedrich Hegel, filósofo del siglo XVIII, cuya teoría dialéctica parece escrita para entendernos mejor en estos días que nos ocupan. 

Hegel decía que toda idea dominante (tesis) genera su opuesto (antítesis) y que, de esa tensión, surge un nuevo equilibrio (síntesis). Básicamente viene a decir que todo lo que nos parece una contradicción en realidad es parte de la evolución natural de las cosas. Piénsalo: vuelven los vlogs de más de 25 minutos a Youtube, a la vez que domina la reactividad y también lo inmediato. Millones de personas se suscriben a autores de substack, mientras otros millones sólo consumen el formato vídeo. Unos quieren parar, los otros van más rápido que nunca. Y todos habitamos el (¿mismo?) ecosistema digital.

El contenido inmediato, diseñado para captar la atención en segundos, y el formato largo, que busca profundidad y compromiso, lejos de ser incompatibles, son dos caras de la misma moneda. Tesis y antítesis, que diría Hegel.

Tesis: lo rápido y reactivo

Vivimos en la era de los microcontenidos, donde un video tiene que atraparte en el primer segundo o muere en el scroll. TikToks de 15 segundos, audios en x2, titulares que parecen gritos: todo compite por nuestra atención en un feed infinito, pero muy pocos consiguen hacer ese stop-scrolling.

Las marcas han aprendido a moverse a este ritmo. Las que dominan la reactividad están en constante iteración, respondiendo a la cultura pop en tiempo real y lanzando campañas que nacen y mueren en cuestión de horas. Pero más allá de la rapidez, las marcas que mejor juegan a este juego son las que han entendido que lo reactivo es una oportunidad de conexión única: la de crear vínculos desde la inmediatez, desde lo auténtico, desde lo real.

 

“El contenido inmediato, diseñado para captar la atención en segundos, y el formato largo, que busca profundidad y compromiso, lejos de ser incompatibles, son dos caras de la misma moneda. Tesis y antítesis, que diría Hegel”

 

Casos como el de Wallapop en La Revuelta o la activación de Aldi con su secador agotado en 24 horas son ejemplos de cómo una reacción rápida puede ser mucho más que una simple respuesta al contexto: puede convertirse en una conversación genuina, en una chispa que enciende un diálogo con la audiencia. Y en ese vínculo, construido en el momento exacto y con la intención correcta, es donde se encuentra una gran oportunidad para las marcas: la de conectar con su audiencia en el momento exacto en que están listas para escuchar. Aprovechar la inmediatez no es solo una cuestión de rapidez, sino de saber estar presente con autenticidad, de transformar cada interacción fugaz en una experiencia con significado.

Porque al final, lo inmediato no es lo contrario de lo profundo. Lo instantáneo, cuando se hace con propósito, se convierte en historia. Y las marcas que lo entiendan no solo captarán atención, sino que crearán significado.

Antítesis: el renacer del formato largo

Mientras lo efímero se multiplica, el contenido largo cobra un nuevo valor. YouTube está impulsando videos de más de 25 minutos, los podcasts de una hora siguen creciendo y las series narrativas largas siguen dominando el entretenimiento. En un mundo de distracción extrema, la profundidad es un lujo cognitivo.

Para las marcas, esto supone una gran oportunidad. Mientras la inmediatez permite captar la atención en segundos, el formato largo abre la puerta a conexiones más profundas con la audiencia, permitiendo contar historias de una manera más envolvente y significativa. Ya no es solo cuestión de generar impacto rápido, sino de generar permanencia.

Además, estamos asistiendo al regreso de los anuncios en el mundo digital, tanto en plataformas nativas como en las digitales de las televisiones. Plataformas como YouTube, Twitch o incluso las propias apps de las televisiones conectadas han logrado redefinir la publicidad, integrándola en experiencias de contenido largo sin romper la inmersión del usuario.

Aquí entra en juego la ley de la oscilación pendular: cuanto más nos habituamos a la inmediatez, más necesitamos espacios para detenernos y reflexionar. No es casualidad que en plena era de TikTok, YouTube premie los formatos largos o que HBO siga apostando por narrativas un poco más pausadas.

Pero esto no es una batalla entre lo fugaz y lo extenso. Es un ciclo inevitable, donde ambos formatos no solo coexisten, sino que se retroalimentan. 

Síntesis: El verdadero reto en 2025

La clave no es elegir entre lo rápido o lo extenso, sino entender que ambos formatos son respuestas a la misma tensión: la saturación del contenido. Si todo es inmediato, la audiencia ansía contexto. Si todo es largo, se buscan estímulos rápidos. Dominar este contexto no es sencillo, e implica muchas cosas:

1. Social Listening Estratégico: No basta con reaccionar, hay que saber escuchar. Las marcas que prestan atención a las conversaciones digitales detectan oportunidades antes que nadie y pueden adaptar su comunicación en tiempo real. Esto no solo les permite adelantarse a tendencias emergentes, sino también generar conexiones más auténticas con su audiencia en el momento adecuado. Escuchar activamente no es solo una estrategia de marketing, sino una oportunidad para fortalecer el vínculo con el usuario y responder a sus necesidades de forma personalizada y relevante.

 

“Aprovechar la inmediatez no es solo una cuestión de rapidez, sino de saber estar presente con autenticidad, de transformar cada interacción fugaz en una experiencia con significado”

 

2. Adaptabilidad Radical: En un ecosistema donde las reglas cambian cada día, la capacidad de ajustar estrategias sin perder coherencia será clave. Las estructuras rígidas cada vez funcionan menos, y se necesitan más metodologías ágiles que nos permitan adaptarnos al contexto. 

3. Reactividad con Significado: No se trata solo de ser el primero en reaccionar, sino de conectar cada movimiento fugaz con una narrativa más profunda. La clave aquí es discernir entre lo que es simplemente algo que ha pasado y lo que representa una verdadera oportunidad. Cada día nacen y mueren miles de contenidos, y saber con cuál quedarse es crucial. No todo merece una reacción, pero cuando se identifica el momento correcto, las marcas pueden convertirlo en una conversación relevante y significativa.

4. Long-form con Gancho: No basta con hacer contenido largo, hay que hacerlo irresistible desde el primer segundo. El ritmo narrativo es clave, pero también lo es el formato, la estructura y la promesa de valor que le das a la audiencia. ¿Por qué alguien debería dedicarte 25 minutos de su tiempo en un mundo de distracciones infinitas? La respuesta está en la capacidad de generar expectativa, de estructurar un contenido que enganche de forma natural y de ofrecer algo que no se pueda encontrar en ningún otro lado. Las marcas que sepan dominar el arte de la narrativa en formatos largos podrán fidelizar a una audiencia más comprometida y convertir cada visualización en una experiencia inmersiva y relevante.

5. Formatos Híbridos: De los shorts que enlazan a videos largos, de los hilos de Twitter que llevan a artículos extensos, las marcas deben construir ecosistemas de contenido interconectados. Esto significa que el contenido ya no puede vivir en compartimentos estancos. Un video corto en TikTok puede ser la puerta de entrada a un documental en YouTube, una publicación en Instagram puede dirigir a una serie de newsletters en Substack, y un tuit puede terminar convirtiéndose en un podcast.

Las audiencias consumen de forma fragmentada y esperan experiencias fluidas entre plataformas. La clave está en conectar cada formato con otro, generando recorridos de contenido que acompañen al usuario en distintos momentos de su atención. Así, una marca no solo aumenta su impacto, sino que también construye una narrativa más cohesiva y memorable.

Al final, no se trata de elegir entre lo inmediato o lo profundo, sino de entender que cada pieza de contenido tiene su momento, su contexto, su espacio y su propósito. Ninguna tendencia elimina a la otra: conviven, se desafían y evolucionan juntas. La historia del contenido no es lineal, es dialéctica. Como la teoría de Hegel.

 


Astrid Altadill (Linkedin) es cofundadora y directora de estrategia de la agencia indie española This is Odd, Joven veterana de la publicidad española (lleva más de veinte años activa), previamente ha formado parte de empresas como Social Media Week Barcelona, Buzz Marketing, El Terrat o Loal Books, siempre como responsable de estrategia y conent marketing, al ser gran conocedora de las nuevas audiencias y las palancas necesarias para llegar a ellas.  Igualmente ha sido mentora de algunos proyectos ligados a la innovación y al mundo startup. Mental Hacker y coach mental desde 2018 (enseña a las personas a comunicar mejor y a hackear su mente para alcanzar sus retos y objetivos), suele complementar su ocupación laboral con la formación. De hecho en los últimos 10 años ha colaborado con centros como Complot, la Escola Superior de Relwcions Públiques de la Universitat de Barcelona o el Instituo Internacional de Marketing, entre otros. Recientemente fue incluida por la filial española de Forbes en su lista 100 Most Creative 2024