El impacto en carbono de las publicaciones digitales de un influencer con tres millones de seguidores puede equipararse al generado por casi quinientos viajes de ida y vuelta entre París y Nueva York
Parece que el mercado del marketing de influencers se está asentando después de un periodo de crecimiento acelerado e intenso. Su rápida expansión ha planteado retos y desafíos nuevos como la regulación o la sostenibilidad de sus acciones y del elevado número de campañas que día a día activan las marcas.
Footsprint destaca que el impacto en carbono de las publicaciones de un influencer con tres millones de seguidores es de 1.072 toneladas de CO2 al año, el equivalente a más de 481 viajes de ida y vuelta entre París y Nueva York. Un ciudadano francés medio genera una huella de 253 kilo de CO2, a modo de comparación.
Estas altas cifras responden a que cada etapa de una campaña en colaboración con un influencer -desde la producción de contenidos hasta la distribución de los productos-, genera emisiones de gases de efecto invernadero. Además, cada plataforma tiene sus propias características medioambientales: TikTok, por ejemplo, es especialmente notoria y cada hora de navegación equivale a 57,6 gramos de carbono (el equivalente a cargar un smartphone siete veces). Por su parte, Instagram destaca no solo por su popularidad, también por su consumo de energía. Subir una foto en un minuto a esta red social en 2020 ya representaba unos 0,154 gramos de CO2 equivalente, mientras que desplazarse por el feed de noticias llegaba a los 1,549 gramos por la combinación de fotos y videos. Este consumo energético no ha hecho más que aumentar en los últimos tres años, con datos que indican que, por cada minuto de uso, el consumo llegará a los 0,87 gramos de cO2 equivalente.
A pesar de que todos los tipos de contenido contribuyen a la huella de carbono, hay algunos que contaminan más que otros. Por ejemplo, los vídeos largos y de alta resolución son mucho más contaminantes que los más cortos subidos a redes sociales. Un creador de contenido con tres millones de suscriptores podría atribuir el 94% de sus emisiones a YouTube, frente al 4% de Instagram y el 2% de TikTok. A pesar de todas las cifras, la contaminación también dependerá del volumen de visualizaciones vinculadas a sus contenidos.
Son muchos los factores que intervienen en la cuantificación de las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por una campaña. Aunque a priori parezca que este impacto medioambiental se ve principalmente amplificado por los desplazamientos de los influencers para participar en actos y viajes de prensa, la realidad es que la producción de contenidos tampoco está exenta de consecuencias. Durante estos viajes y desplazamientos, el alojamiento también influye, así como la dieta seleccionada -vegetariana, vegana…-, así como la manera de preparar los alimentos.
En lo que respecta a producción, los equipos electrónicos empleados como ordenadores, tablets o teléfonos también afectan a la huella de carbono global de una campaña. En cuanto al propio contenido, cuanto más largo es un video, mayor será su impacto medioambiental. También los productos que se ofrecen a los influencers elevan significativamente la huella de carbono global de una campaña.
Minimizar el impacto de los creadores de contenido y las campañas de las marcas en el medioambiente es todo un reto, aunque no es imposible. Se puede limitar el daño al planeta sin comprometer la calidad de los contenidos. Entre las principales recomendaciones destaca la optimización de contenidos, apostando por formatos breves y potentes. Además, siempre se pueden comprimir los videos con el software adecuado, sin comprometer la calidad del contenido. Favorecer la elección de lugares de rodaje locales, por ejemplo, es una gran manera de minimizar el impacto. Además, en el frente digital, los sitios web con diseños limpios y minimalistas cargan más rápido, reduciendo el consumo de energía de los usuarios.
La selección de influencers en base a criterios clave también es importante. Herramientas como la lanzada por Kolsquare permite analizar datos como la tasa de credibilidad de la audiencia, la proporción de comunidad que vive en la localidad o la tasa de engagement. Este enfoque reduce la huella de carbono y evita colaboraciones innecesarias. Aquí algunos tips de la compañía para hacer la industria del influencer marketing algo más sostenible.
Imagen: ‘Marketing de influencers ¿Cuál es su huella de carbono?’