Esta será mi última columna como director. Tras algo más de 25 años en El Publicista y casi 20 en Campaña, me despido por jubilación. He cumplido mi sueño con esta revista, que fundé con José Avila, Ignacio Hernández y Carlos Venegas, y que ahora dejo en las buenas manos de Daniel Moreno. He estado acompañado de un equipo imprescindible, muchos amigos y una profesión a la que verdaderamente he llegado a amar por los que la hacen y por lo que hacen, una profesión que a veces no valoramos como se merece.
Entré en este sector por casualidad. Repartía paquetes por el día y estudiaba por la noche. Pero pronto pude disfrutar de la magia de la publicidad como periodista especializado. He disfrutado y me he emocionado mucho en los festivales, sintiendo grandes historias en 20 segundos, siguiendo la evolución de las técnicas y tendencias, la digitalización, los constantes cambios, ..., pero siempre rodeado de gente maravillosa que da más que recibe, que fomenta el asociacionismo, que ayuda a mejorar el mundo. Gracias.
Como dije en la entrega del reconocimiento de la Academia de la Publicidad a nuestra cabecera por sus 25 años, la publicidad me ha enseñado a aprender de mis hijos, a volver a casa por Navidad, a ver que ya es primavera, a sentir conducir, a destapar la felicidad, a pensar en verde, a saber que el mayor premio es compartirlo, incluso a reflexionar sobre los años que nos quedan por vivir, es decir, todo, todo y todo. La publicidad es de fruta madre. Volvamos a creer en ella. Tenemos un valor diferencial sobre las demás profesiones, -el conocimiento de la idea, el desarrollo de la creatividad- que nos permite cumplir objetivos y además con arte.
Cuando nació El Publicista en 1999, solo había cuatro medios especializados; hoy somos más de una docena, entre papel y online. Gracias a los buenos compañeros de viaje que hacen sector.
Hasta que la memoria me lo impida, recordaré con añoranza los tiempos vividos. Y hasta que la vista me lo permita, seguiré leyendo El Publicista. Espero que vosotros también. Gracias.
Y feliz San Publicito.