por José Arribas
En tiempos convulsos, de rebrotes, descalificaciones y gritos, donde predomina la mala educación y la mezquindad, hoy escribo estas palabras para felicitar a la Legión en su centenario escuchando la interpretación sosegada e intimista del cantautor Javier Álvarez de la canción El Novio de la Muerte.
Honor y valor, son los pilares de éste insigne cuerpo de élite de las Fuerzas Armadas de España que siempre está de forma incondicional para acudir en auxilio de quien lo necesita por encima de ideologías y que cuenta con el respeto de gran parte de la ciudadanía. Uno aprende y pone en valor muchas cosas cuando lee e interioriza los doce espíritus que conforman el Credo Legionario.
Como director de una agencia de publicidad aspiro a ser respetados profesionalmente por la brillantez de nuestro producto creativo, pero en mayor medida, a ser admirados por el espíritu de compañerismo que gobierna nuestra empresa. Si en algo somos exitosos es en que todos vamos a una y luchamos por hacer grande cada uno de los proyectos a los que nos enfrentamos con independencia de quien haya puesto encima de la mesa la idea. Todo el equipo rema para potenciar esa idea y engrandecerla conceptual y creativamente.
En Parnaso, no eludimos darle una vuelta más al trabajo aun estando finalizado. Tenemos muy marcado el espíritu de entrega, unión y sacrificio. Una de nuestras claves para lograr nuevo negocio es plantarnos delante de los anunciantes y pedirles que nos entreguen el proyecto más dificultoso o enquistado que tengan en su compañía. Siempre buscamos acortar distancia con los directores de marketing demostrándoles que somos capaces de resolver eficientemente lo que otros rehúyen sin importarnos los tiempos, las fiestas o el tamaño del presupuesto.
La caprichosa reproducción automática de YouTube ha provocado que escuche diferentes versiones de El Novio de la Muerte. El magnífico cover rockero de Los Planetas y Niño de Elche, la flamenca y acústica de José Manuel Soto, la interpretación emocionada de los propios legionarios y la actuación de Antonio Banderas a Sylvester Stallone en la película Los Mercenarios 3, hasta llegar a la versión primigenia de la cupletista Lola Montes.
Tantas interpretaciones han despertado mi interés por conocer más sobre la historia que origino la creación de esta canción. Así, he descubierto que Fidel Prado Duque, letrista de cuplés de inicios del Siglo XX, inspirado en la dramática historia del cabo Baltasar Quijada, primer legionario caído en un hecho de armas, escribió la letra y posteriormente pidió a su amigo el compositor de música de varietés barcelonés Juan Costa Casals que compusiera la melodía.
En Julio de 1921 la cupletista Mercedes Fernández Gonzáles, conocida por “Lola Montes” interpretó en Melilla ante los legionarios la canción, quienes desde ese mismo momento la hicieron suya hasta nuestros días. Las únicas variaciones que ha sufrido la canción originaria han sido su adaptación al ritmo de paso legionario y la del año 1952 de Emilio Ángel García Ruiz quien adaptó el ritmo de la música al paso procesional de los desfiles de la Semana Santa de Ceuta y Málaga.
Como humanista, compositor musical, melómano y creativo publicitario no llego a alcanzar porque la inmensa mayoría de los anunciantes no escatiman en invertir tiempo y recursos en la creación de la diferenciación visual de sus marcas: diseños, tipografías, colores... pero pocos, muy poco actualmente otorgan el mismo valor a la composición de su diferenciación sonora.
Ejemplos existen en la dorada historia de la publicidad española de los años 80 y 90 de magníficos y conocidos jingles (Famosa, Chispas, Danone, BIC, Cola Cao, El Almendro, Farala, Nocilla, Coca Cola, La Masía, Canal +, ONCE…) pero inexplicablemente hoy por hoy no es una disciplina muy empleada por las agencias de publicidad, cuando verdaderamente los jingle son publicidad directa al cerebro destinada a alojarse en el compartimento de las emociones.
Toda marca tiene la oportunidad de diferenciarse visualmente por su logotipo y sonoramente por su melodía corporativa, al menos eso opinamos y ejecutamos en nuestra agencia para nuestros clientes. Satisfactoriamente vemos refrendada nuestra apuesta por la diferenciación musical, con los brillantes trabajos sonoros que actualmente realizan las principales agencias de publicidad internacionales que tanto admiramos para los principales anunciantes a nivel global.
La Legión es un claro ejemplo del uso de la música para lograr diferenciación. Si se le pregunta a la ciudadanía, pocas personas sabrán decir como es el logotipo de la Legión. Por contra, la inmensa mayoría si recordarán su canción, El Novio de la Muerte.
La creación y composición musical corporativa va mucho más allá del Hit publicitario destinado a televisión o radio. Al igual que las empresas trabajan y luchan por ser identificadas en el mercado por su identidad visual, podrían hacerlo de igual forma por lograr diferenciación por su identidad sonora. La música corporativa tiene la capacidad de lograr la identificación de una institución gracias al uso de una melodía y la composición de una letra que transmita los valores, atributos y compromisos de la empresa. Está composición musical tiene diversos y múltiples usos corporativos: hilo musical telefónico, web, video, presentaciones, internet, oficina, eventos, publicidad e incluso la de ser integrada en el logotipo para que convivan simultáneamente identidad visual y musical.
El genial e irrepetible Bob Marley dejó perfectamente escrito el valor que tienen la música en la letra de su canción Trenchtown Rock: “Lo bueno que tiene la música es que cuando te golpea, no sientes dolor”.
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José Arribas (