Seis alumnas de 4º de la ESO del colegio Unión Cristiana de Saint Chaumond han sido patrocinadas por la agencia especializada en performance iProspect, del grupo Dentsu Aegis Network, para participar hasta el día 28 de mayo en la Copa Robótica de Francia, en la localidad francesa de La Roche-sur-Yon, con un robot creado desde cero por ellas.
Las adolescentes destacan, además de por su destreza en robótica y por liderar un proyecto tan relevante que les ha supuesto todo un reto personal, por el valor de ser el único equipo femenino que participa en el certamen; llevando por bandera el papel de las mujeres en los ámbitos de la ciencia y la tecnología, a sus apenas quince años. Ellas participan en el torneo para formar parte activa de un movimiento tecnológico y, sobre todo, para tener una visión real sobre cómo trabajan los ingenieros y expertos en robótica, profesionales de telecomunicaciones e informáticos especializados en este campo.
Desde iProspect, Luis Esteban, CEO de la compañía en España (en la foto con el equipo), señala que “nos sentimos orgullosos de apoyarlas y con ello tener la oportunidad de dar visibilidad a uno de los principios de nuestro ideario de apoyo a las mujeres. No dudamos de la notoriedad de la iniciativa y confiamos en que siembren precedentes”. Además, ha destacado que “cuando nos mostraron a su Apolo Blue en acción, lo tuvimos claro. Este equipo sin igual tiene los ojos bien abiertos de cara al #TomorrowThink y no podemos estar más satisfechos de que su admirable robot porte nuestro estandarte”.
Apolo blue: Un robot desde cero
La Copa de Robótica de Francia es un concurso que se presenta como un desafío lúdico, científico y técnico en el campo de la robótica amateur. Cada año, el certamen tiene una temática y, si el año pasado fue la playa, éste trata sobre la Luna y en este ámbito han debido inspirarse las participantes. Apolo Blue, que así se llama el robot fabricado a partir de piezas de juguete –con un nombre propio que hace referencia al famoso Proyecto Apolo y el adjetivo azul, que sirve de apellido, al color del uniforme del colegio– simula ser un autómata que debe realizar una serie de actividades en la superficie lunar, como recoger módulos o bolas y acumular una serie de puntos a lo largo de su recorrido, desde la salida hasta la base.
Con la ayuda de su profesor, han generado una ardua programación de 30 módulos, con sus respectivos bucles, integrados con los sensores del robot para accionar órdenes de movimiento. De esta manera, Apolo Blue identifica a sus contrincantes y reconoce cómo interactuar con ellos; al recibir una señal de alerta, detecta si puede continuar su camino o si, de lo contrario, debe retroceder mediante un movimiento de seguridad. Todo ello en un tiempo máximo de 90 segundos en los que el robot debe completar su recorrido mientras recoge materiales, de diferentes formas y tamaños, para puntuar. Siguiendo unas especificaciones técnicas concretas en la construcción y asumiendo que competirán frente a ingenieros que improvisarán y construirán su robot sobre la marcha, han debido anticiparse a todo contratiempo y estar preparadas para lo que pueda surgir en pleno torneo. Ahí radica la complejidad del programa y la audacia de las creadoras de Apolo Blue.