La consultora se ha encargado de diseñar el nuevo posicionamiento de la marca: “Osborne, legado y futuro”
Baud ha renovado la identidad corporativa de Osborne, una de las marcas españolas más icónicas y reconocidas. Por ello, se llevado a cabo la redefinición de su estrategia de marca y el rediseño de su expresión visual con el objetivo de poner en valor, no sólo su gran trayectoria, sino también su dimensión y aspiraciones de futuro. Osborne apuesta por evolucionar su identidad corporativa para impulsar sus objetivos de negocio, en línea con su visión 2030 y su Plan Estratégico Corporativo.
“Osborne es una marca muy emblemática con un inmenso legado. El gran reto ha sido mantenerlo vivo y conseguir actualizarlo para las generaciones futuras, sin perder de vista las raíces culturales que la marca representa”, explica Carlos Corral, CEO de Baud.
“La nueva imagen de Osborne traslada la realidad de una compañía contemporánea e innovadora, respetuosa con su origen y su historia, y embajadora de productos gastronómicos españoles reconocidos mundialmente”, asegura Rocío Osborne, directora de comunicación de Osborne.
La marca ha llevado a cabo la redefinición de su marca corporativa con el objetivo de poner en valor no solo su larga trayectoria sino también su dimensión y su visión de futuro. “El cambio no consiste únicamente en un ejercicio de diseño, hemos realizado un trabajo estratégico que se resume en la idea central de la marca: “Osborne: legado y futuro”, explica Corral.
La nueva expresión visual de la compañía proyecta esa personalidad arraigada en sus orígenes pero que, a su vez, no pierde su carácter más contemporáneo e innovador. En definitiva, una identidad más experiencial que pone en valor la historia y el legado de la marca, pero que, así mismo, mira hacia el horizonte para adaptarse a los nuevos tiempos conectando con sus consumidores y también con la sociedad.
Para la evolución del logotipo se realizó un estudio exhaustivo del peso de la tipografía compensándola con la mancha del símbolo. En el proceso, también se estudiaron otros aspectos como el interletrado, la contraforma, las alineaciones, las curvaturas y la altura de los caracteres, todo ello con el objetivo de crear un logotipo con una tipografía propia, reconocible y atemporal.
En la construcción de la nueva gama cromática, se ha realizado una evolución de los colores históricos de la marca para reflejar a través de ellos los orígenes y la esencia más pura de la marca Osborne. Se trata de colores presentes en la tierra, en los árboles, en los campos y en el vino. Colores que representan a la perfección el equilibrio entre tradición y modernidad. Además, se ha apostado por un uso tipográfico más amplio utilizando fuentes condesed y extended que generan un universo visual moderno, identitario y muy versátil.
Asimismo, se emplea una tipografía caligráfica para generar texturas que evoquen tradición y que fue extraída de las cartas que Thomas Osborne Mann, el fundador de Osborne, escribía.
Osborne hoy es una marca más actual que genera un diálogo permanente con la sociedad. Su identidad verbal y visual forjan un discurso propio que trasciende los límites entre el entorno offline y el online.