Por Albert Fernández
Imagina que este artículo lo ha escrito una inteligencia artificial. Ahora, imagina que lo ha hecho imitando el inconfundible estilo de Risto Mejide. Empiezan a saltar algunas alarmas, ¿verdad?
Y sí, sé lo que estás pensando: otro artículo sobre Inteligencia Artificial. ABURRE. Es el tema de la década en nuestro sector, tanto, que ya nos hemos cansado de ella o de cualquier campaña que la contenga, como herramienta o como centro de la idea. Cansado, sí. Adoptado, abrazado e incluido en nuestro día a día, también. Y es en ese uso diario que surgen debates que enfrentan a los que las usamos con los departamentos legales.
Creado por humanos, mejorado por máquinas
La originalidad siempre ha sido el santo grial de la creatividad. ¿Puede una máquina ser verdaderamente original, o simplemente está haciendo un remix más avanzado que el que podíamos hacer nosotros? La paradoja surge cuando nos enfrentamos a la posibilidad de que la autenticidad pueda residir en una entidad no humana que se inspira en creaciones humanas anteriores.
La línea entre el robo de ideas y la colaboración creativa se vuelve borrosa aquí. ¿Podría Bernbach sentirse plagiado si le pido a ChatGPT 6 titulares basándose en las características principales de los famosos titulares de Volkswagen? ¿O Picasso si le pido a MidJourney un paisaje surrealista, sabiendo que seguramente coja alguna pincelada de sus obras? Pero vaya, para mí esto no es nada nuevo, a lo mejor ahora asusta más porque es más fácil, rápido y mejor, pero toda creación se ha concebido desde referencias, se ha inspirado en obras anteriores o evolucionado técnicas o ideas ya establecidas.
¿La nueva era creativa?
No hace falta centrarnos solo en nuestro sector para hablar de este debate, sectores como el mundo del arte, la literatura o la cocina se han visto envueltos también en la pregunta: ¿inspiración o plagio? Ese: “se parece mucho a algo y no sé a qué”. O el típico: “madre mía, se han fusilado la campaña X”.
Bajo mi punto de vista todo nace de algo, estamos constantemente abiertos a estímulos y absorbemos por encima de nuestras posibilidades, sin saberlo, seguramente tu obra más pura sea un remix de todas tus vivencias, referencias y de tu entorno, ¿es eso plagio? ¿Por que con la inteligencia artificial debería cambiar el prisma?
Son nuevos tiempos, supongo que antes los que mejor sabían decorar su inspiración eran los creadores y los más torpes fusilaban, pero ahora, tanto unos como otros, tienen el mismo acceso a MidJourney, ChatGPT o Stable Difussion, y sí, es más complicado diferenciarnos. Pero, ¿hace falta? Yo digo no.